EL MILAGRO EUCARISTICO DE AVIGNON 1443
El
Sorgue es un río que pasa por la cuidad de Avignon. El río se
desbordaba cada ciertos años. Cuando esto ocurría, el agua inundaba las
casas y fincas de los alrededores. A fines de noviembre de 1433, después
de fuertes lluvias, vino una gran inundación. El agua penetró más que
en años anteriores. Fue una de las peores inundaciones conocidas. En las
noches del 29 y el 30 de noviembre, el nivel del agua subió a gran
altura. Los Penitentes Grises (encargados de la Eucaristía), de la Orden
Franciscana estaban seguros de que la pequeña iglesia de la Santa Cruz
se había inundado y decidieron ir allí para salvar la Eucaristía y
traerla a tierra seca. Dos de los superiores de los Penitentes Grises se
subieron en un bote y remaron hasta la iglesia.
Cuando
llegaron, descubrieron que el agua había subido hasta la mitad de la
puerta de la entrada de la iglesia. Sin embargo, cuando abrieron la
puerta, para su sorpresa, encontraron que el pasillo, desde la puerta
hasta el altar, estaba completamente seco. El agua se había acumulado
formando paredes de agua a derecha e izquierda del pasillo, como a
cuatro pies de altura. Nuestro Señor Jesús, en la Hostia Consagrada en
la custodia, permanecía regiamente sobre el altar, completamente seco.
El
milagro recuerda lo que cuenta la Biblia sobre el Mar Rojo que se parte
ante el ingreso de los Israelitas y la división del río Jordán ante la
entrada en el del arca de la alianza. Realmente, también les pareció de
esa forma a los Penitentes Grises. Buscaron a otros miembros de los
Penitentes Grises para que fueran y verificaran el milagro. Los cuatro
Frailes oraron juntos y llevaron la custodia que contenía el Santísimo
Sacramento a una Iglesia Franciscana en tierra seca. Cuando colocaron la
custodia en el altar, leyeron del libro del Éxodo sobre la División del
Mar Rojo (Éxodo 14:21): "Moisés tendió su mando sobre el mar e hizo
soplar Yahvé sobre el mar toda la noche un fortísimo viento solano, que
le secó, y se dividieron las aguas. Los hijos de Israel entraron en
medio del mar, a pie enjuto, formando para ello las aguas una muralla a
derecha e izquierda." Los Franciscanos escribieron el testimonio de los
cuatro Frailes en los registros de su comunidad, donde se conservan
hasta hoy día.
En
este tiempo se creó una tradición que todavía está en práctica. El 30
de noviembre, de cada año, en la capilla de las Santa Cruz, los
Penitentes Grises se ponen una soga alrededor del cuello, y
arrastrándose piadosamente en sus manos y rodillas, vuelven a crear el
incidente, trayendo a la memoria los pasos que siguieron sus
antepasados, por el mismo camino que siguieron la noche del milagro.
Hoy
permanece la iglesia y la tradición del milagro. Los frailes le dan
gracias a Nuestro Señor Jesús en el Santísimo Sacramento por haberles
dado una señal tan poderosa de su Presencia Real. Los Peregrinos,
especialmente esos con hambre de la Eucaristía, todavía visitan la
pequeña iglesia a la orilla del río, para venerar y darle gracias al
Señor por habernos dado este regalo especial en un momento en que se
necesitaba Su Fortaleza.
Significado del Milagro
¿Cuál
es el significado de este milagro? ¿Por qué fueron usados los símbolos
del Éxodo de los Judíos en su cautiverio para que este milagro
sucediera?
¿Podría ser que el Señor estaba usando este signo del Milagro Eucarístico para liberar a Su pueblo de las ataduras del pecado?
En
el mundo de hoy, nos encontramos cautivos de una forma muy sutil, y
destructora pues muchos ni se dan cuenta de que son esclavos. Estamos en
un mundo de materialismo, consumismo, libertinaje y ateísmo. Nuestras
vidas se encuentran manipuladas por la presión de amistades, películas,
revistas, discos y anuncios de televisión. Drogas, alcohol, aborto,
relaciones sexuales desordenadas, desprecio a la guía de los padres,
egoísmo, y muchas otras cosas dominan las vidas de multitudes. Los que
tienen la valentía de resistir las pasiones bajas para vivir el
auténtico amor cristiano se encuentran bajo ataque constante. Sin
embargo, tenemos un arma. El mismo milagro que el Señor realizó en la
pequeña iglesia en Avignon ocurre para nosotros todos los días durante
la Consagración en la Santa Misa. Nuestro Milagro Diario de la
Eucaristía, puede librarnos de cualquier invasor. Nosotros tenemos que
saber vivir y depender del milagro Eucarístico que se nos da cada día.
No podemos sentarnos y esperar que algo suceda cuando recibimos el
Milagro de la Eucaristía. Tenemos que ir hacia adelante, abrazarlo a El,
y tomarlo a El en nuestro corazón. Así nos encontraremos liberados de
la esclavitud del mundo, y de todas sus falsas enseñanzas.
El Milagro Eucarístico de Avignon nos recuerda la proclama de Jesús en Lucas
4:18:
"Me envió a predicar a los cautivos la libertad, a los ciegos la
recuperación de la vista; para poner en libertad a los oprimidos, para
anunciar un año de gracia del Señor."
Un Milagro Eucarístico que ocurre en cada iglesia católica todos los días para liberarnos. ¿Cómo le respondemos?
Dirección de la capilla del milagro: 8, rue de Teinturiers, 84000 Avignon, Francia.
Enviado por el Caballero Jhon Freddy Echeverry
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